Carolina Meloni, profesora de la Universidad Europea nos cuenta cómo se inició el proyecto cuando aparecieron los restos en una fosa argentina ( la conocida como Vargas) de su tío, estudiante universitario desaparecido, y de más de 1.000 personas más. 
La historia cuenta la historia de 6 familias que vivieron la triste y angustiosa experiencia de tener familiares secuestrados y desaparecidos en la época de dictadura argentina.
Ella y el profesor Fernando Ávila fueron a Argentina y presentan los materiales que ya tienen editados cargados de responsabilidad social.
En las paredes del pozo aún se puede observar, cuarenta años después, la sangre de los allí arrojados por los militares del régimen. Jóvenes secuentrados bien en la universidad, en la calle o en los hogares familiares, enviados en tren hasta los que fue una muerte segura y cruel.
Allí, en el pozo de Vargas, a 40 metros de profundidad, se encontraron con los arqueólogos y familiares con posiciones distintas sobre la grabación de las pruebas del genocidio. Un pozo excavado por los ingleses para sacar agua para las máquinas de vapor a finales del XIX o principios del XX y lleno de huesos que tratan de ser identificados poco a poco y que dan testimonio de lo cruel y horrorosa que puede llegar a ser la raza humana.
Joaquín Pérez 